* Desde el arranque, el equipo de Exactas salió a buscar el partido, mientras la mayoría de nosotros estaba en casa viendo la ceremonia de cierre de los Juegos Olímpicos. Tal fue así la cosa que de movida el primer tiempo muerto lo pedimos al toque, con un 6-1 abajo.
* En lo que más fuerte nos hicimos durante el torneo fue en lo que más débiles nos mostramos: A la hora de defender, faltó la garra de otros partidos. Y a no confundir garra con violencia, el tema fue que no salimos nunca a tomar la marca, levantamos los brazos poco y nada y todas las que iban al arco eran gol. Mea culpa reload.
* A la hora de la definición también estuvimos fallando. Se nos corría el arco y nos poníamos como Homero Simpson en un encuentro cristiano. Faltó paciencia a la hora de crear la jugada y efectividad a la hora de terminarla.
* En comparación con los chicos de Exactas, tuvimos menos estado físico que el Roña Castro hoy. Faltó piernas para cortar pases y para volver luego de perder una bocha. Ni hablar, como en mi caso, para despegarlas del piso. El parate de invierno nos pasó factura mal.
* Los nervios. Nunca vi en un partido en los dos años y pico que vengo jugando que dos jugadores se quedaran protestando con el árbitro por un fallo mientras el partido seguía. Nos puteamos demasiado, lo que tampoco contribuyó a nada.